rumbo a saywapata: explorando los bosques nativos

La quebrada de Saywapata, ubicada en el corazón del valle de Urubamba en Cusco, ofrece una experiencia que va más allá de un simple paseo por la naturaleza. En el año 2012, tuve la oportunidad de explorar este rincón oculto de los Andes, con el propósito de conocer las plantas nativas que habitan en sus bosques. Lo que comenzó como una aventura botánica, terminó siendo una inmersión profunda en la riqueza cultural y natural de la región.

Mi recorrido por la quebrada fue guiado por un interés en la flora local, esa que muchas veces pasa desapercibida pero que constituye el alma del paisaje. A medida que avanzábamos por el sendero, el ambiente se transformaba: el aire se volvía más fresco, el sonido del agua corría por el arroyo cercano, y las plantas que nos rodeaban parecían hablar en su lenguaje silencioso.

Justo cuando llegamos al bosque nativo, rodeados de árboles, arbustos tupidos y bromelias cubriendo los troncos, nos encontramos con Edelfonso, un lugareño que bajaba de su casa en el altiplano (evento que sucedía 1 vez cada 2-3 meses) para asistir a la boda de su prima. Él, con una sonrisa y una calma propia de quien conoce bien su tierra, tuvo la amabilidad de presentarnos algunas especies nativas. Edelfonso no solo nos describió las plantas que íbamos encontrando, sino que nos hizo partícipes de una tradición oral que parece perderse con el tiempo. Nos habló de sus propiedades medicinales, sus beneficios para la salud y cómo algunas de ellas han sido utilizadas por generaciones en la región.

Lo más sorprendente fue cuando nos invitó a probar algunas plantas. Con cada sabor, nos explicó cómo los antiguos habitantes de Urubamba usaban estas especies para curar enfermedades, aliviar dolores, o simplemente como parte de su dieta diaria. Cada planta tenía una historia, un uso, y un lugar especial en el ecosistema de la quebrada. Nos contó además, que hasta esa quebrada han llegado científicos farmacéuticos para investigar la vegetación y sus usos.

El verdadero mensaje de Edelfonso iba más allá de la botánica: nuestra conversación con él nos hizo reflexionar sobre la importancia de conocer nuestro territorio, nuestros paisajes y la flora que los habita. Solo al entender la naturaleza podemos diseñar jardines que no solo embellezcan, sino que también conserven el equilibrio natural y respeten las tradiciones del lugar.

Al final del día, comprendí que la quebrada de Saywapata no solo me ofreció un vistazo a la diversidad de plantas nativas, sino que también me conectó con una parte esencial de la cultura y el paisaje andino. Esta aventura me hace recordar que cada planta, hoja y flor es un fragmento de la historia viva de esta tierra, y que al conocerla y valorarla, podemos contribuir a la creación de nuevos paisajes que celebren la vida en todas sus formas.

En nuestro mundo moderno, donde la prisa y la tecnología muchas veces nos alejan de la naturaleza, es vital regresar a lugares como este, donde cada planta tiene algo que enseñarnos. Así, podemos diseñar jardines y crear paisajes que no solo sean bellos, sino también sostenibles y respetuosos con la herencia natural que nos rodea.

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